viernes, febrero 26, 2010

Eutanasia

El neurótico, dijo, tiene herramientas para enfrentar la angustia: Niega. Reprime. Se convence de que el tiempo todo lo cura [porque hay tiempo en la neurosis] Llama a un amigo y le vomita todas sus tragedias mínimas y patéticas. Hace terapia. Se compra un vestido, juega al loto, se masturba. Mira a Tinelli y se queja del gobierno. Llora un poco, pero sólo un poco, porque al mal tiempo buena cara y al que madruga dios lo ayuda [no es requisito indispensable ser creyente] Pero la angustia del psicótico queda eternizada en una fracción de segundo. No hay más allá. No hay palabras lo suficientemente catárticas ni libros de autoayuda lo suficientemente convincentes. Respira angustia, llora angustia, ve angustia, habla angustia, escucha angustia, NO HAY más que angustia. Entonces: atalo a la cama y traé la jeringa de halopidol, o intentá el ejercicio de la empatía y permitile que diga BASTA.
Sí, toda una declaración pro-suicidio.

jueves, febrero 25, 2010

Adela H

¿Acaso no será que en realidad creo tanto en vos que tu estúpida mentira me saló mil heridas mal cerradas? No puedo no cargar con lo que ya he vivido, sería faltarle el respeto a mi propia existencia. Desde el lugar mínimo que hoy ocupo en el universo (me siento más pequeña que nunca) me propongo no desarmarme, aunque en este preciso instante parezca que sólo me sostiene un hilo de vida.

Con este hilo te amo, y te aseguro es el amor más fuerte que existe; al que, por lo visto, no estás acostumbrado.
Las MUJERES DE OJOS ABIERTOS amamos así.

Amén.

lunes, febrero 01, 2010

Te deseo una vida llena de miserias

A vos. Que nunca fuiste corroída por la cotidianeidad, porque sólo tenés pasado. Que brillás como brillan las promesas, y las expectativas, y la esperanza de algo mejor. A vos, que no tenés estrías, ni cumplís años, ni se te desfigura la cara de bronca en una pelea. A vos, que te aparecés en sus sueños como una princesita pulcra y prolija, que hablás en neutro como una presentadora de la cnn, que te creés muy especial, que le hiciste creer que eras especial. A vos, que no tolerás su malhumor, su histeria, sus desiluciones, a vos, que nunca lo desilusionás. A vos, que de tan lejana no parecés humana, tan llena de encanto y tan vacía de imperfecciones. A vos, que sólo dejaste recuerdos cómodos y amenos en su memoria, y la creencia de que a tu lado no existe el desgaste, el resentimiento, la mirada de reojo, la insatisfacción ni el desamor. A vos, que nunca vas a estar lo suficientemente cerca como para transformarte en un monstruo o en un cáncer, que nunca lo vas a cansar porque tu lejanía te hace soportable. A vos, que siempre le vas a provocar una erección, y una sonrisa, y unas ganas locas de abrazarte. A vos que no tenés edad. Ni sufrís crisis existenciales. Ni tenés malos días. Ni colapsás. Ni tenés síndrome premenstrual. Ni dudás, ni desconfiás, ni maldecís, ni odiás. A vos. A vos, que llevás tan plácidamente el traje de salvadora, sin ni siquiera saber exactamente lo que estás condenada a salvar. A vos, que decís una palabra y mis palabras desaparecen. Que con un solo movimiento, lográs que todas mis faltas y mis carencias queden en evidencia frente a sus ojos. A vos, que escuchándolo una vez, apenas una vez, lo convencés de que no soy suficiente, a pesar de escucharlo día a día. A vos, que te escondés en el silencio acobardada frente a mi furia, que luchás para mantener tu reino a pesar de todo, que derrumbás en un segundo lo construído en años. A vos, Eugenia. A VOS.