jueves, noviembre 01, 2012

Buen día Sertralina

Recuperé mis tetas.
Una pancita incipiente.
Duermo fácil. Con sobresaltos, pero duermo fácil. He dicho, por ejemplo, entre sueños: no vas a salir impune de ésto. He pedido perdón. Juré venganza y también me hice la muerta.
-Igual no vas a salir impune de ésto, promesa de mi inconsciente todo-.
Tetas y pancita llenas de chocolates y galletitas con semillas de lino y sésamo que compro para sentirme un poco más sana y un poco menos culpable.
Lloro. Cuando él me toca el centro del pecho, cúmulo de angustias. Cuando estoy en la clase de yoga. Cuando me dice que sólo puedo entregarme sexualmente. Cuando muero de tristeza por el mundo, por mí, por vos también.
No quiero más. Este sentirme en una pecera. Este viaje de marihuana eterno. Reconectando. Reconectando todo el tiempo. Qué tan yo misma soy estando químicamente alterada.
Mientras, la analista me corta sesión diciendo que no soy una mujer fuera de serie. Me voy del consultorio pensando en cómo hacer exactamente para incluirme entonces en la serie de mujeres fantásticas que tanto miedo me provocan y a la vez aceptar la pérdida del goce que me causa no pertenecer a esa serie.
Enamorada. Tristemente enamorada. Enamorada con tristeza.
Ganas de responderle un yo también y elegir la prudencia. Es tu culpa que me haya convertido en este ser prudente que no puede pronunciar lo que yo también siento -cuando está dentro mío, bien ahí dentro-.
Me caso vía Paraguay y me convierto en polígama.
Robo un banco y me voy a hacer un road trip estilo Kerouac de este a oeste.
Me embarazo y lo nombro Ulises.
Pongo una bomba en alguna multinacional.
Le doy un juego de llaves y le digo que yo también.

No hay comentarios:

Publicar un comentario