jueves, octubre 18, 2012

Quizás el futuro

Quizás muera en una casa vieja y oscura.
Acompañada por 72 gatos.
Aislada del mundo exterior.
Buceando en mi universo interior. 
Con el vestido de casamiento corroído por el tiempo, amarillo.
Con el anillo oxidado en mi mano derecha.
Ya nadie intentará el encuentro.
No sonará el teléfono.
No vendrán las visitas.
No estaré en los pensamientos de alguien.
Salvo cuando me recuerden con pena.
Sin saber con exactitud si aún sigo con vida.
Tus cartas desparramadas en el piso
-algunas se fueron con el viento, con el tiempo-.

Quizás muera de nostalgia y melancolía.
Aferrada a mis errores como piedras preciosas.
Sabiéndome imposibilitada e irreversible.
Acontecida hace mucho tiempo atrás.
Cuando aún sucedíamos en un instante.
Ya no buscaré el cuerpo de otro.
Ni rozarán el mío con el ardor del deseo.
No más orgasmos mortíferos.
No más abrazos metafísicos.
La espera como un ritual eterno.
La música como una melodía secundaria.
El silencio por sobre todo.
El silencio sobre mí, ahogándome.
-y ya me habré ido con el viento, con el tiempo-.




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